Na entrevista feita a
don Juan Antonio Sanjuan Araujo (Antonio do Cacholas) no ano 1964,
por ser a persoa máis vella da parroquia -tiña 98 anos-, describe como era a festa da Concepción nos seus tempos mozos, cara a primeira metade da década de 1880, facendo unha interesante retrospectiva de oitenta anos atrás.
Menciona un dato que me parece interesante: que o adro da igrexa era o actual cemiterio.
E ... descúlpeme señor Antonio, pero alégrome de que non casase coa miña tataravoa Rosina de Xan Piñeiro, xa que entón non podería estar eu escribindo estas líñas...
Menciona un dato que me parece interesante: que o adro da igrexa era o actual cemiterio.
E ... descúlpeme señor Antonio, pero alégrome de que non casase coa miña tataravoa Rosina de Xan Piñeiro, xa que entón non podería estar eu escribindo estas líñas...
El Pueblo Gallego, 1 de agosto de 1964
Entrevista con D. JUAN ANTONIO
SANJUAN ARAUJO
El hombre más anciano de la
Villa.
Cuando visitamos a don Juan
Antonio Sanjuán Araujo, lo encontramos acompañado por su hijo
Daniel, su nuera y tres nietos, quienes nos muestran el Carnet de
Identidad de don Juan, en el que figura como fecha de nacimiento, la
del 27 de abril de 1866, o sea, que ha cumplido los noventa y ocho
años de edad. Y, a pesar de ellos, conserva muy bien todos los
sentidos corporales. En el momento de nuestra visita, don Juan
Antonio estaba leyendo una carta manuscrita que recibió, aquel mismo
día, de su hija Isolina, desde Buenos Aires. Al manifestarle nuestra
intención de entrevistarle para EL PUEBLO GALLEGO, se prestó muy
amable, contestando con toda normalidad a nuestras preguntas.
-Don Antonio, ¿podría hacer
memoria y decirnos cómo se organizaban las fiestas de la Virgen de
la Concepción en sus años jóvenes?
-Por aquel entonces, la villa
aún se formaba en un solo bloque, y los mozos más sobresalientes
eran los organizadores de la fiesta. De los que más me recuerdo es
de Modesto de Sestelo, hijo de don José, perito y juez; Antonio
Cabaleiro, o el “Rabioso”, y, ya recuerdo menos de “Xan Dego”.
Por cierto, un año, no sé porqué cosas hubo divergencia de
opiniones, entre los dos primeros, y se pelearon de firme.
-¿Que sacerdote regentaba la
parroquia de Santa María, en sus primeros años?
-El abad que llamaban Fray
Mauricio, que fue quien me bautizó.
-Por aquel entonces, ¿quién
era Alcalde?
-No recuerdo bien, pero quien
estaba mucho por el Ayuntamiento (entonces una caseta de mala manera)
era don Pepe de Picoña, y, como secretario, don Santiago Boente.
-Volviendo a las fiestas,
¿donde se celebraban antes de adquirir los terrenos del actual
“torreiro”?
-En el atrio (hoy cementerio) y
en una pequeña encricijada de caminos que existía al lado.
-¿Por quién era amenizadas?
-Por la música de esta villa,
que dirigía Domingo de Castro, y que por las fiestas estaba completa
(unos catorce o dieciséis músicos), los “Gaiteros de
Portoguesino”, que les llamábamos a Grileira”, que era para los
jóvenes, y “o Matón”, que llevaba el papel más serio, y que
cobraban por actuar, de doce a catorce reales cada tarde.
-¿Que baile se estilaba
entonces?
-El suelto con “castañatas”,
muy bonito por cierto, llamados “roda” y la “guía”. Más
tarde, los que venían de América impusieron los bailes “agarrados”,
lo que dio lugar a no pocas peleas entre los partidarios de una u
otra modalidad, llegando a motearse “matones” los que querían el
antiguo, y “afiladores” los que pretendían implantar el moderno.
-¿Que recuerdo guarda usted de
aquellas fiestas?
-Una “pandiga” (merienda)
que hicimos por el año 1885. Eramos ochos mozos y ocho mozas.
Compramos un calabazo de vino en el “Carro de Gerardo”, por un
real, dos roscas que fueron muy caras, a trece reales cada una, y las
mozas pusieron rosquillas “das gordas”, que valían a “perro
grande” la docena. La novia que me acompañaba era Rosina de Xan
Piñeiro de San Jorge, que después me traicionó casándose más
tarde con el cirujano don José Núñez.
-¿Fue alguna vez de la
Comisión de Fiestas?
-No, porque el año 1886 marché
a Buenos Aires, regresando en mayo de 1905, precisamente el día de
San Cipriano, y en la fiesta de la Concepción de ese año conocí a
la que había de ser mi compañera, casándome al poco tiempo.
-Y dejando las fiestas, ¿cuál
era su distracción favorita?
-La caza, siendo mi compañero
inseparable Jesús dos Penedos y algunas veces, don Leopoldo Repente
y don Ramón Troncoso.
-¿Rocordaría algún detalle
de su vida de cazador?
-Lo que no se me olvida nunca
es aquella tarde en que quedé sin escopeta. Me invitaron a cazar a
Cabreira, cerca de la quinta de Ramiráns. Cada uno acudiría a dicho
lugar. Cansado de esperar vi en un pino un “gayo”, y no por lo
que la pieza valía, sino por llamar a los compañeros por si estaban
cera, lo disparé. ¡Nunca tal hiciera! Tan pronto sonó el tiro, una
voz me dice: ¡Alto. La Guardia Civil!. Doy un salto tratando de
escapar, y me encontré con otro guardia. ¡No tuve salvación! Aquel
año yo no quitara licencia. Total, pérdida de escopeta y multa de
ocho duros y una peseta en el Ayuntamiento de Salvatierra de Miño.
-¿No era usted aficionado al
juego?
-Algo si. Desde que vine de
Buenos Aires jugaba al “truco”, siendo los compañeros que ahora
más recuerdo, Bernardo do Picouzo, Joaquín da Brasileira y José do
Picouzo …
Como la tarde daba a su fin,
dimos por terminada esta página retrospectiva de nuestra villa. El
señor Sanjuán no se mostraba cansado. Esperemos que, dentro de dos
años, cuando cumpla su centenario, volveremos a entrevistarlo.
Florencio PEREZ PEREZ.
A entrevista formaba parte
dunha folla adicada a Salceda con motivo das festas de Concepción do
ano 1964, onde tamén estaba o saúdo do alcalde Rafael Tilve, o
programa das festas e un artigo de José Carrera. Como curiosidade
mostro os anuncios publicitarios que completaban a
páxina.
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