jueves, 19 de marzo de 2020

Ano de 1824: A QUINTA DE PEGULLAL (Parte 6) Antonio Aguilar Correa Marqués de la Vega Armijo




Antonio Aguilar e Correa foi bautizado o 30 de xuño de 1824 en Madrid, era fillo de Luisa Correa e Antonio Aguilar, herdou os señoríos e títulos da súa nai e seu pai. 

Foi Vizconde de Pegullal, Marqués de Mos, Marqués de la Vega Armijo, Conde de Bobadilla e Grande de España, e por suposto dono da casa de Pegullal.




Antonio Aguilar e Correa, Vizconde de Pegullal e Marqués de la Vega Armijo entre outros títulos







Al señor marqués de la Vega de Armijo le ha sido adjudicada judicialmente la posesión de los títulos de marqués de Mos, con grandeza de España de primera clase, de conde de San Bernardo, vizconde del Pegullal, que usaba y llevaba su señor tío el finado Excmo. señor D. Ildefonso ó Alfonso Correa Sotomayor Pinto y Sousa, con las prerogativas y preeminencias de honor que disfrutaba, así como también de la mitad reservable de los bienes de mayorazgos que poseía fundados por sus antecesores, y que están en las mayordomías ó administraciones de Mos, Pegullal, Sotomayor, Peña de Oro, Gomesende, Sotoperido y Santiago, todo en las cuatro provincias de Galicia.
La Correspondencia de España. Diario universal de noticias. Año XX Número 4244 - 1869 julio 5








Don Francisco Serrano y Domínguez, Regente del Reino por la voluntad de las Cortes Soberanas. Por cuanto por parte de vos Don Antonio Aguilar y Correa, Marqués de la Vega de Armijo y Conde de Bobadilla se ha acreditado que por fallecimiento de vuestro tío carnal Don Alfonso Correa y Sotomayor acaecido en trece de mayo de este año sin descendientes legítimos recayó en vos por ministerio de la ley como su inmediato sucesor reconocido los títulos que disfruto con las denominaciones de Marqués de Mos con Grandeza de España de primera clase y vizconde del Pegullal suplicándome que en conformidad de los documentos que acompañabais mandase espedir a vuestro favor la correspondiente carta de sucesión en los mencionados títulos y Grandez instruido el oportuno expediente acerca de vuestra solicitud en el Ministerio de Gracia y Justicia por resolución de veinte y dos de julio último tuve á bien acceder á ella previo pago del impuesto especial establecido. Por tanto, mediante que habéis satisfecha en dos del actual nueve mil seiscientos escudos por el citado impuesto he resuelto que vos el mencionado Don Antonio Aguilar y Correa entréis en la posesión y goce de los mencionados títulos de Marqués de Mos con Grandeza de España de primera clase y Vizconde del Pegullal y que desde ahora en adelante así os podáis llamar y titular de palabra y por escrito según lo hicieron vuestros antecesores (...) dado en Madrid a veinte y cinco de agosto de mil ochocientos sesenta y nueve. Francisco Serrano. El Ministro de Gracia y Justicia. Manuel Ruiz Zorrila.
Datos históricos del ayer y hoy de Mos: (1546-1999). Javier Baquero Rotea.





Antonio adicouse a política, sendo ministro de Fomento, embaixador en París e Roma e ministro de Asuntos Exteriores en varios gobernos liberais entre os anos 1881 e 1893, entre outros cargos.

Entre os anos 1895 e 1905 foi presidente do Congreso. E foi tamén nomeado Xefe do Goberno o 4 de decembro de 1906.

Casou o 9 de setembro de 1867 con María Zenobia Vinyals Bargés.



Árbore xenealóxica

Súa muller María Zenobia morreu en Madrid o 12 de abril de 1891, Antonio finou o 13 de xuño de 1908 aos 83 anos. Ambos foron sepultados na capela do Castelo de Soutomaior.



ABC 17.06.1908 páxina 3



Notas de prensa sobre a defunción do marqués:





EL MARQUÉS DE LA VEGA ARMIJO
La enfermedad que aquejaba al anciano marqués de la Vega de Armijo ha tenido el funesto desenlace que se temía. Anoche, á las once y media, dejó de existir.
Don Antonio Aguilar y Correa, marqués de Mos y de la Vega de Armijo, conde de la Bobadilla y vizconde de Pegullal, grande de España, había nacido en Madrid el día 30 de junio de 1824. Iba, pues á cumplir ochenta o cuatro años.
Muy joven, á los treinta, se dió ya á conocer como político, militando al lado del general O’Donell en el partido llamado Unión Liberal.
Como gobernador civil de Madrid, primer puesto oficial que desempeñó, realizó una enérgica campaña contra el juego que le valió unánimes aplausos, y creó el Cuerpo especial de Higiene. Dejó este cargo para desempeñar la cartera de Fomento y después la de Gobernación.
Cuando la Unión Liberal fué arrojada del Poder después de los acontecimientos de Julio del 66, trabajó por el triunfo de la revolución, y, conseguida ésta, tomó parte en la manifestación que en sentido monárquico hicieron algunos personajes políticos.
En 1873 fué nombrado embajador de España en la República francesa. Después de la restauración reconoció la Monarquía de D. Alfonso, figurando en el grupo llamado de los centralistas, que andando el tiempo se unieron á los constitucionales, con los cuales ocupó el Poder, desempeñando la cartera de Estado.
Intimo amigo del Sr. Sagasta, fué en el partido liberal uno de los personajes de más valiosísima influencia, y lo mismo formando parte de sus Gobiernos que como simple diputado, sus consejos se tuvieron siempre en grandísima estima.
Y es que el veterano marqués, el “Ilustre prócer”, como comúnmente se le designaba, fué, ante todo y sobre todo, un hombre sincero, consecuente y convencido, que pudo tener, como todos los políticos, desaciertos y equivocaciones, pero que siempre obró con lealtad y buena fe, sin otro estímulo que el de ser útil á su nación y á su partido.
A pesar de su edad avanzada, sus energías no habían decaído. Con una actividad verdaderamente asombrosa ha estado tomando parte muy directa hasta el último momento en las luchas de la política, asistiendo, sin faltar un día, á las sesiones del Congreso.
Reciente, está todavía su gestión como primer presidente de las últimas Cortes liberales y como último jefe del Gobierno de aquella situación.
El marqués de la Vega de Armijo era caballero del Toisón de Oro y presidía las Reales Academias de la Historia y de Ciencias Morales y Políticas.
Estuvo en el Congreso por última vez la tarde del viernes 5, y aun allí, en los pasillos, se le oyó comentar con frase enérgica lo ocurrido por la mañana con los concejales liberales en la sesión del Ayuntamiento.
Al día siguiente moría Fernández Duro, el ilustre marino e historiador, gran amigo del marqués.
Pérdida tan sensible hizo profunda impresión en el ánimo del ilustre anciano. Pero todavía le esperaba otro golpe terrible.
Al siguiente día disponíase á presidir el duelo en el entierro de su amigo. Al llegar á la casa mortuoria tuvo conocimiento de que también había muerto la esposa de Fernández Duro. La emoción fué tremenda y determinó el primer paso de esta enfermedad, que le ha llevado al sepulcro, haciendo doblar una naturaleza admirable por su temple y que parecía invencible.
Pruébalo la actividad de su vida política. Desde el año 54, en que fué elegido diputado por primera vez, no dejó de pertenecer al Congreso más que en las Constituyentes del 73, en que, amargado por aquellos sucesos, se retiró voluntariamente á la vida privada. A pocas sesiones de todas aquellas Cortes dejó de concurrir.
Tuvo representación en veintidós Cortes y fué presidente de la Cámara popular en seis legislaturas.
Además del Toisón de Oro, el marqués de la Vega de Armijo poseía las condecoraciones siguientes:
Medalla de oro de Alfonso XIII, caballero de la Orden Pontificia de Cristo; collar y gran cruz de la Torre y de Espada, gran cruz de la Concepción de Villaviciosa y de Santiago; de la España de Portugal; de Leopoldo, de Austria; de Gustavo Wassa, de Suecia; de la Legión de Honor, del Aguila Roja, Grado Superior, de Prusia; de San Mauricio y San Lázaro, de Italia; de San Alejandro Newsky, de Rusia, del Danebrag de brillantes, de Dinamarca; de la Rosa, del Brasil; de Leopoldo de Bélgica; de la Corona, de Baviera; de San Olaf, de Noruega; de la Redención Africana, de Siberia; del Santo Sepulcro de Jerusalén; del Salvador, de Grecia; del León Neerlandés y banda del Doble Dragón, de China.
Aristócrata de pura raza, caballero intachable, hombre cultísimo, de grande inteligencia y hermoso corazón, la noticia de su muerte será dolorosísima para cuantos con su amistad se honraron. Descanse en paz el ilustre político.
Los últimos momentos. A las tres de la tarde de ayer el ilustre hombre público perdió ya el conocimiento, entrando desde aquel momento en la agonía.
No por esto dejaron de estar á su lado los doctores Lluria, Mariani y Simarro, que durante la enfermedad le han atendido con exquisito celo, por si aun pudieran serle prestados los auxilios de la ciencia.
Todo fué en vano, sin embargo, y en este estado permaneció el paciente hasta las once y media de la noche, en que dió su último suspiro.
En aquel momento se hallaban en la fúnebre estancia sus sobrinos la señora marquesa viuda de Ayerbe, el magistrado de esta Audiencia Sr. Martín Correa y D. Apolinar Flores, y los Sres. D. Martín Rosales, conde del Cazal, el canónigo de Córdoba Sr. Castro y Carrillo, que durante estos últimos días no había salido de la casa, y otras varias personas.
A los pocos momentos se hizo salir de la fúnebre estancia a la marquesa de Ayerbe. Acto seguido se dió conocimiento por teléfono de la triste noticia á los señores general López Domínguez, Moret, al presidente del Congreso, Sr. Aparicio, y al Gobierno.
El primer pésame. Pocos momentos antes de partir el tren que conducía al Rey a Zaragoza, recibió el ministro de la Gobernación la noticia de la muerte del marqués de la Vega de Armijo. El Sr. La Cierva se apresuró á comunicársela á D. Alfonso, quien, muy apresadumbrado, dió orden al marqués de la Torrecilla para que en su nombre diera el pésame á la familia del difunto.
En cumplimiento de este triste deber, el marqués de la Torrecilla llegaba á la casa mortuoria poco después de ocurrir el fallecimiento, y expresó el pésame de S.M. á los individuos de la familia que se hallaban presentes.
El Gobierno. Los ministros supieron también en la estación la noticia y acordaron en principio que se tributasen al cadáver todos los honores á que le hace acreedor su elevada jerarquía.
Sin perjuicio de estas primeras impresiones, los ministros se reunirán hoy expresamente para tratar este asunto.
Los Sres. Maura y La Cierva se trasladaron acto seguido á la casa mortuoria y conferenciaron brevemente con el Sr. D. Martín Rosales, á quien rogaron que transmitiese á la familia el pésame del Gobierno.
Honores oficiales. De acuerdo con los anteriores deseos del Gobierno, se tributarán al cadáver del ilustre ex presidente del Consejo los honores de capitán general con mando en plaza.
Si los ministros decidiesen que el sepelio se verificase en el Panteón de Hombres Ilustres de Atocha, la familia accedería á ello. En caso contrario, el cadáver sería conducido al castillo de Mos, para ser enterrado en el panteón de familia y en el sitio designado por el marqués, al lado de donde reposan las cenizas de la que en vida fué su digna y virtuosa esposa.
Es de advertir, con relación á este particular, que el ilustre marqués tenía otras dos sepulturas asimismo designadas por él, una en Bobadilla y otras en la catedral de Córdoba.
Si, como se cree, son conducidos sus restos al castillo de Mos, las fuerzas del Ejército en los puntos en donde haya guarnición formarán á los lados de la vía férrea.
El presidente del Congreso. Una de las primeras personas que anoche acudieron á la casa de la calle de San Jorge fué el presidente interino del Congreso, Sr. Aparicio, á quien acompañaba el oficial mayor, Sr. Gamoneda.
El Sr. Aparicio, después de expresar á la familia su sentimiento por la desgracia, manifestó que, tratándose de un ex presidente del Congreso, el cadáver debe ser expuesto, lo mismo que en casos análogos se ha practicado, en la rotonda de la Cámara popular.
Así se hará también, en la ocasión actual, y el cadáver, después de embalsamado, será trasladado al Palacio de la representación nacional.
Aun no se sabe, cuándo se realizará el embalsamamiento; pero créese que será hoy mismo.
De este modo, los fúnebres restos serán trasladados al Congreso en las últimas horas de la tarde de hoy, para ser expuestos al público todo el día del lunes y el martes hasta la hora, no acordada tampoco, en que se verifique la conducción al Panteón de Atocha ó á la estación del Norte.
Los auxilios espirituales. Como ayer ya dijimos, el viernes manifestó deseos el ilustre paciente de ser confesado, haciéndolo así en dicho día y recibiendo pocas horas después el sacramento de la Extramaunción. Estos auxilios espirituales le fueron prestados por su grande amigo el canónigo de Córdoba, ya mencionado, Sr. Castro Carrillo.
Decíale á este señor el marqués en aquellos solemnes momentos que, á pesar de sus constantes luchas por la libertad y la democracia, nunca había estado reñido con la religión, pues siempre, desde muy niño, había sido católico ferviente.
El obispo de Madrid-Alcalá, Sr. Salvador y Barrera, muy amigo también del ilustre político, que llegó ayer mismo de Zaragoza, quiso hacerle una última visita. Visitó, en efecto al paciente, y percatándose de la gravedad de su estado, le dió su bendición y oró durante algunos momentos junto al lecho en que aquél agonizaba.
El día de ayer. Hay algunos rasgos que prueban de qué modo el luchador de siempre, el demócrata de toda la vida, conservó hasta los últimos momentos la entereza que fué nota principalísima de su carácter. Ayer, á las diez de la mañana y durante un ligero paréntesis de mejoría, el marqués dijo á los que le rodeaban que se sentía con más fuerzas y que quería afeitarse. Fueron complacidos sus deseos y permaneció algunos momentos conversando, dando prueba de gran firmeza de espíritu.
Recordó á los que acongojados le escuchaban que era el día de su santo, y después pasó á tratar de su tema eterno: la política. “Es preciso combatir hasta el último momento –decía- para que no prosperen esa ley de Administración local ni ese proyecto contra el Terrorismo.”
No pudo seguir hablando más, pero todavía después, y en medio del delirio de que era presa, aun se le oían frases entrecortadas y repetir varias veces la palabra “terrorismo”.
Recordábase á este propósito la noche en que el marqués acudió al Congreso para escuchar el informe de Costa contra el citado proyecto.
El testamento. Cuando anoche estuvimos el la casa morturoria, aun no había sido abierto el testamento del ilustre hombre público.
Son los albaceas los Sres. Benayas, doctor Lluria, á quien profesaba un afecto casi paternal, y el marqués de Teverga.
La capilla ardiente. En uno de los amplios salones de la casa, severamente cubierto con colgaduras y paños negros, fué instalada la capilla ardiente. En uno de sus frentes colocóse un altar en cuyo centro se destacaba un hermoso Crucifijo. En este altar se dirán misas durante toda la mañana de hoy.
El cadáver, revestido de toga, y sólo con un sencillo escapulario, fué depositado en un severo ataúd y colocado en el centro de la estancia. El hecho de estar revestido con la honrosa toga del letrado obedece á un deseo repetidamente expuesto por el finado, en atención á que sus primeras armas en la vida las hizo como abogado de pobres. Los parientes y amigos, en unión de algunos viejos servidores, permanecieron velando durante toda la noche en la fúnebre estancia.
Otras noticias. El Gobierno ha acordado que mañana lunes, días en que estará expuesto el cadáver en la Cámara popular, no celebre sesión el Congreso. El Sr. Gamoneda dispuso que varios ujieres del Congreso acudiesen á la casa mortuoria para velar el cadáver.
Por el Gobierno civil se enviaron también dos parejas de guardias de Seguridad con objeto de que permaneciesen delante de la casa, en la calle de San Jorge.
ABC. 14 de junio de 1908








El cadáver de Vega de Armijo. Su llegada a Sotomayor
En el tren correo de anteayer llegó á Arcade, desde donde fué trasladado al Castillo de Sotomayor el cadáver del que en vida fué Marqués de la Vega de Armijo D. Antonio Aguilar y Correa.
En la estación de Redondela esperaban la llegada del tren, donde venía el cadáver, el Senador Sr. Marqués de Riestra, el Gobernador civil Sr. Beráuger, el Delegado de Hacienda señor Castañeda, representación de la Comisión provincial, el Secretario de la Diputación Sr. Alvarez Builla, los Diputados Sres. Boente, Nine y Otero (D. Claudio), el Alcalde de Redondela y algunos concejales, varios presbíteros y otras muchas personas.
A la llegada del tren rezóse un responso y pocos momentos despues fué conducido el cadáver á Arcade. Venían acompañándole desde Madrid el ex-Subsecretario de la presidencia D. Martín Rosales, el Diputado por Rivadabia Sr. Merelles y los Sres. Farrés, Florez (D. Hipólito y D. Alfonso), Rosal y Aparicio (don Ricardo).
La estación de Arcade encontrábase ocupada por numeroso gentío. Allí estaba una comisión del distrito de la Estrada por donde era Diputado el finado, compuesta por el Alcalde Sr. Otero Carbia, y varios concejales, el Alcalde de Sotomayor, D. Manuel Lorenzo, el Ingeniero de Ingeniero de Montes señor Sagasta, el Secretario del Gobierno Sr. Mesa, el Director del Banco de España en Pontevedra Sr. Larrea, el oficial 1º del Gobierno civil Sr. Varela, el Alcalde de Puentesampayo don Santiago Barros, el abogado fiscal de esta Audiencia Sr. Besada, los empleados en las oficinas del Gobierno civil Sres Feijóo y Pazos y otras personas.
Sacado que fué el féretro del fúnebre furgón, colocóse en una lujosa carroza, organizándose la comitiva y abriendo marcha dos largas filas de gente del pueblo con hachas encendidas. Sobre la carroza mortuoria colocáronse cuatro hermosísimas coronas, del partido liberal, de la Junta del Censo, de la Mesa del Congreso y de los liberales de Córdoba.
Formaban el duelo el Gobernador civil, el señor Marqués de Riestra, la Comisión provincial y demás Diputados que asistieron al acto, el Delegado de Hacienda y los Sres. Rosales, Merelles, Florez y otros.
Al llegar el cortejo á la iglesia parroquial de Arcade, detúvose aquél para que la comitiva utilizara los carruajes, y suguieron éstos, lentamente, á la carroza.
En diversos puntos del trayecto apiñábanse gente de los pueblos inmediatos para ver pasar el cortejo después de algunas horas de espera.
A las diez y cuarto de la noche llegó la comitiva al Castillo. Seguidamente se procedió al traslado del féretro á la capilla conde fué depositado.
Rezóse un responso y abierta la caja todos desfilaron ante el cadáver. Ayer se verifió su entierro. El cadáver fué depositado en la cripta de la Capilla, al lado de la sepultura donde reposan los restos de la esposa del Marqués. D.E.P.
La Correspondencia Gallega. Diario de Pontevedra. 19 de xuño 1908



VEGA DE ARMIJO
Se conocen algunos detalles del testamento del marqués de la Vega de Armijo. La mayoría de sus bienes pasarán a poder de la marquesa viuda de Ayerbe, a quien profesaba grande y paternal afecto.
Deja dos legados á favor de las dos Academias de que era presidente, la de la Historia y la de Ciencias Morales y Políticas, con objeto de instituir un premio en cada una de ellas, que sera deferido con arreglo á la voluntad del testador y á lo que la respectiva Corporación acuerde.
La famosa armadura de Alejandro Farnesio, que era propiedad del noble finado, pasará á ser de la Armería Real.
Los títulos de marqués de la Vega de Armijo y conde de Bobadilla, que corresponden al apellido Aguilar, pasarán á D. Carlos Aguilar, hijo de un primo hermano del difunto, y que reside actualmente en La Carlota (Córdoba).
En los del marquesado de Mos, con grandeza de España, y vizconde del Pegullal, será heredero D. Fernando Quiñones de León, Marqués de Valladares, aun cuando hay quien opine que le corresponden á D. José Bellido.
Los bienes vinculados ascienden aproximadamente a dos millones de pesetas.
El Norte de Galicia. Diario político y de información. 23 de xuño de 1908




Dános o seu currículo resumido a inscrición da súa defunción no libro de defuntos de San Salvador de Soutomaior:






Don Antonio Aguilar y Correa Fernández de Córdoba Sotomayor Narváez Mesía de la Cerda Pinto de Sousa, Marqués de la Vega de Armijo y Mos, Conde de Bobadilla, Vizconde del Pegullal, Grande de España de primera clase, Caballero de la Orden del Toisón de Oro, Caballero y Gran Cruz de la Legión de Honor de Francia, y del Águila Roja de Prusia, Maestrante de Sevilla, Presidente del Consejo de Ministros, y varias veces del Consejo de Diputados, Gobernador Civil de Madrid, Ministro de Fomento, y de la Gobernación de Estado, Diputado a Cortes por Lucena, y Madrid, Académico y Director de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Embajador en Francia e Italia, Senador por derecho propio. Viudo de la Excma. Sra. doña Zenobia Vinyals y Barges, hijo legítimo del Excmo. Don Antonio Aguilar y de la Excma. Sra. Doña Luisa de la Felicidad Correa, difuntos, que falleció el día 13 a las once y media de la noche en su Palacio en Madrid.








Antonio Aguilar Correa residiu no castelo de Soutomaior largas tempadas, nas cales o Rei Alfonso XII, “lo honró tres veces con su presencia, siendo acompañado las dos últimas por la Reina doña María Cristina” según escribiu en 1904 súa sobriña.

Rememoraba Serafín Lorenzo Araujo, fundador da Xoiería Lorenzo de Porriño, de ter acompañado ao marqués de La Vega de Armijo nalgunha cacería na quinta do Pegullal na que fora convidado xunto con outras personalidades.

Os marqueses non tiveron descendencia, e repartiuse o seu patrimonio e títulos entre varios sobriños. As propiedades en Salceda, casa de Pegullal, Mos e Soutomaior herdounas a súa sobriña María Vinyals, marquesa de Ayerbe.




O Marqués de La Vega de Armijo e a súa sobriña Maria Vinyals










No hay comentarios:

Publicar un comentario