Entrevista con Don
Manuel Núñez Rodríguez
Don Manuel Núñez Rodríguez, más conocido por el señor Manuel
de “Tacura”, con sus noventa años es el anciano que este año se asoma a las
columnas de EL PUEBLO GALLEGO para contarnos sus memorias sobre el
desenvolvimiento de nuestra villa y sus fiestas de antaño. Maestro cantero de
muy reconocida fama a cuya profesión se dedicó por completo.
Al lugar de “La
Piedra” nos acercamos una tarde en compañía de don Martín Rey, secretario del
Juzgado de esta villa e hijo político del señor “Tacura” y el fotógrafo Balvino.
Y entre unas rajitas de jamón y unas “cuncas” de vino del
Condado, con que fuimos obsequiados, comenzamos la charla:
- Señor Manuel, ¿nació usted en esta villa?
- Yo nací en el lugar de Torrón, de la parroquia de
Entienza. Fuí a una escuela que una señora cuyo nombre no recuerdo, dejó
pagada como también la segunda misa de los domingos, cuya función redimió
en 1884 el entonces señor obispo de Tuy, don Fernando Gutiérrez. En 1908 me
casé con Natividad Caballero Rodríguez, de esta villa, fijando aquí mi residencia
definitiva.
- Al ser vecino, ¿fue alguna vez de la comisión de fiestas
de la Concepción?
- Pertenecí a la comisión el año 1910, junto con José
Rodríguez Fernández y don Leopoldo Boente, secretario del Ayuntamiento; en
la víspera llovió mucho y no se pudo echar el “castillo” hasta el otro día; la
fiesta fue amenizada por la música de Soutelo que cobró por víspera y día, don
onzas (160 pesetas) y el gaitero “Domingos do Crego”.
- ¿Qué hecho o detalle recuerda de sus años mozos?
- Una “corneta” (cencerrada) que se organizó en lo
que es hoy el campo de fútbol, en honor de Manuel Gil al casarse con Isabel da
Retorta. Leyó el famoso “testamento” y actuó de verdugo para el ahorcamiento
simbólico, Antonio Martínez Queiruja.
- Antiguamente la plaza de esta villa consistía en una
encrucijada de caminos en donde estaba el Crucero, ¿puede decirnos cómo se
llevó a cabo la más o menos aplica que hoy tenemos?
- Efectivamente, solo era una encrucijada y no muy
amplia. Los puestos del pescado se ponían al lado del camino que hoy es la
carretera de Tuy. Los terrenos para la nueva plaza fueron expropiados a
José Barros, más conocido por “o Queridiño”, y parte también a María “da
Barca”; era entonces alcalde don Ramón Troncoso y concejal por
Salceda don Francisco Blanco más conocido por “Chuco do Blanco”, el
que decía que debía hacerse más amplia, pero desgraciadamente le faltó apoyo de
los restantes miembros de la corporación municipal.
- ¿Que establecimientos comerciales existían en esta villa
por aquél entonces?
- Una tienda de telas de doña Joaquina Sestelo; un mixta
de doña Ramona Fernández; sobre ferretería, la de don Miguel Pérez,
que por tener también sanguijuelas “bichas” le quedó el apodo de “Bicheiro”,
sobre taberna Genaro Carracedo y fonda la de Carlota.
- ¿Trabajó usted en el edificio de la Casa Consistorial
construida en 1917?
- No, fue adjudicada a un contratista de Porriño llamado
Sabino, que también hizo la fuente. A su inauguración asistió el diputado a
Cortes de este partido don Alejandro Mon y Landa, actuando la banda de música
de Marcelino de Porriño, y las dos de la villa una llamada de los “caciques”
dirigida por Francisco Pérez Ojea “o Capador” que recién llegado del
servicio militar se hizo cargo de la qué anteriormente dirigió el maestro don
Domingos González “Domingos de Castro”.
- ¿Con quién empezó el oficio de cantero?
-Con el maestro don Casimiro Figueroa por el año 1890, en
una peña en la bajada del Rubás, para hacer el camino actual a la finca de “el
Pegullal”.
-Según nos contaron, algunos familiares de usted, alcanzaron
una larga edad. ¿Es cierto?
-Pues sí: mi madre murió a los ciento cinco años, y una tía
hermana de mi madre, a los ciento tres.
Según nos cuentan los familiares que viven con el señor
Manuel, lleva una vida muy metódica y unicamente hace unos diez años, o sea a
los ochenta, le pusieron con mucho trabajo las primeras y únicas tres
inyecciones a causa de una ezema. Los demás achaques que pueda tener los
resuelve con un caldo “de pito”, y agua de una hierba llamada “touca”.
Le viven
siete hijos de los once que nacieron, dieciséis nietos y tres biznietos. Su
estado de salud actual es magnífico, deseando encontrarlo así dentro de diez
años para que cumpla los cien.
FLORENCIO PÉREZ
El Pueblo Gallego. 6
de agosto de 1966